miércoles, 15 de junio de 2016

GENERACIÓN FESTIVA O PERDIDA

Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte en aspectos sociales, cada vez más, les encanta salir y no desean perderse ninguna fiesta o celebración. Sobre todo en la fiestas del Curpillos donde no quieren perderse ni un solo evento o actividad que se realice.  Pero, en su afán por acudir al mayor número de celebraciones, alguna siempre se les escapa, así que ¿cuáles son las fiestas que se llegan a perder?.

A esta sencilla pregunta se puede responder de varias maneras. Muchos serán los eventos elegidos y de diversas temáticas, los adolescentes podrán escoger cualquier  actividad que deseen. Pueden encontrar una gran variedad de fiestas, conciertos y actividades a realizar dirigidas a ellos durante las fiestas del Curpillos. Las que la gran mayoría de ellos no escogerán serán las  fiestas más solemnes y tradicionales de la ciudad de Burgos. No escogerán ver el pasacalles, las procesiones, los tradicionales Gigantillos, Gigantones y Danzantes. Todos ellos, durante siglos, han participado en las fiestas populares contribuyendo a la alegría festiva y han colaborado en la conservación del rico folclore de la ciudad con sus danzas, bailes, costumbres, ritos y fiestas.



Antes que cualquiera de estas actuaciones, escogerán ir al Parral a pasar el día con su peña, luego salir hasta altas horas de la noche. Al día siguiente en el pasacalles se verán a adultos, personas mayores y niños. Las familias con niños ansiosos por ver el folclore burgalés, abuelos con sus nietos, parejas esperando la actuación. Pero no habrá rastro de adolescentes, de grupos de amigos interesados por estas manifestaciones culturas.

Se ha cambiado tanto en tan pocos años, los adolescentes de hoy en día son multifacéticos: estudian, salen, realizan algún deporte, participan en alguna actividad musical. Pero las artísticas y las culturales pasan a un segundo plano. 

El arte es un medio a través del cual los jóvenes pueden desarrollarse, encontrarse a sí mismos y sensibilizarse con el mundo. No obstante, falta impulsar el interés hacia la cultura propia burgalesa y sus distintas disciplinas en los adolescentes. Existen muchos elementos en la sociedad que los distraen o que incluso los dirigen por otros caminos, pero la cultura, su cultura es algo que no deben dejar escapar.

Si bien la adolescencia es una de las etapas más importantes, pues los procesos de aprendizaje que se dan aquí son cruciales para la construcción de sus identidades, habrá que echar un vistazo e intentar fomentar el interés en este tipo de actividades de alguna forma. De lo contrario con el tiempo, estas representaciones perderán su carácter tradicional y quedarán en el olvido.



Los jóvenes son los actores principales en el pasacalles de la vida y por tanto se debe tratar de cultivar en ellos buenas costumbres que les permitan construir una clara identidad de quienes son y de todas las variedades artísticas por las que se tienen que dejar empapar. Con el fin de prolongar las tradiciones folclóricas burgalesas.

TIRA CÓMICA


ROMPIENDO FRONTERAS

Los Gigantillos no solo despiertan devoción entre  burgaleses, sino que también son adorados fuera de nuestras fronteras. Años y años de tradición hacen que estos personajes sean queridos en otras ciudades del país incluyendo el extranjero, convirtiéndoles en viajeros constantes. Han sido llamados para contribuir a lograr una mayor distinción en actos oficiales y han realizado varios viajes importantes. 
Así en 1928 participaron en Madrid en un acto de exaltación de la dictadura de Primo de Rivera; en 1950 participaron en la Feria Nacional de Madrid; en 1970 protagonizaron un programa de TVE. Fuesen donde fuesen ellos estaban presentes para amenizar los actos, ya fueran políticos o culturales. Otras ciudades como Tarragona o Zaragoza han visto desfilar a las figuras burgalesas, pero el viaje más exótico de éstos se produjo en agosto de 1939, cuando viajaron a la Alemania nazi.
En Hamburgo, los Gigantillos participaron en el congreso "Fuera por la Alegría" organizado por el Partido Nacional Socialista. Quizás fue uno de los últimos actos festivos de aquella Alemania, que 5 días más tarde invadió Polonia arrastrando al mundo a la guerra. La situación de guerra del país y ellos en medio con sus danzas y bailes dejando en alto el nombre de Burgos. Toda una aventura para estos personajes que vivieron en plena Segunda Guerra Mundial. Época de transición, de cambios, de peligros saliendo del país; adentrándose en otro que se encontraba en  plena guerra.  Demostrando que para partir fronteras la cultura es un serrucho.
Así debería de seguir siendo, como en aquellos tiempos, viajes subvencionados y preparativos organizados por el Ayuntamiento. Gigantillos recorriendo el mundo y llevando en la cultura burgalesa por más de medio mundo.  Aunque lo cierto es que cada año es más difícil poder realizar estos viajes para la Asociación Cultural de los Gigantillos. En la actualidad los Gigantillos no asisten a viajes con destino  internacional. El elevado coste de los viajes y el presupuesto que se les proporciona hacen incompatibles estos actos.
Por tanto, aunque muchas sean  las invitaciones que se les hacen para actuar e intervenir en fiestas y cabalgatas. Estos viajeros incansables han reducido sus viajes de larga distancia, para quedarse en su museo. Viviendo sus aventuras en Burgos y alrededores de la capital burgalesa, sin la opción de darse a conocer en otras culturas diferentes.  
Los Gigantillos siempre fueron viajeros, han tomado parte en diversos eventos en sus más de cien años de historia. Debería de seguir siendo así, se debería de seguir manteniendo un apoyo para poder llevar a estas típicas figuras burgalesas fuera de nuestras fronteras como signo de identidad propio; ya que la difusión de la cultura regional es importante para nuestra sociedad.

GIGANTILLOS, MAS QUE UNA CELEBRACIÓN UNA TRADICIÓN

Los Gigantillos son los protagonistas de celebraciones burgalesas como las fiestas del Curpillos o San Pedros. Cada año salen a realizar su actuación de pasacalles, en el cual se lucen danzando y saludando a todos aquellos que se acerquen hasta la Plaza Mayor de Burgos. La Asociación de Gigantes y Gigantillos es la encargada de llevar a los Gigantillos por las calles burgalesas. 
Carlos García Martínez, presidente de la Asociación de Gigantes y Gigantillos. Además de porteador de la Gigantilla entre 1993 y 2005. Nadie mejor que él para aportar datos e información sobre estos dos personajes típicos burgaleses.


Muchas son las teorías sobre el origen de los Gigantillos, ¿cuál considera la más acertada?

Viene de las Gigantillas del Corpus, una tradición antigua que se hacía con muñecos que salían por el Corpus, tipo el cachidiablo, que digamos que eran figuras con un cierto tono irónico.
 Al acabar las fiestas del Corpus se solían quemar y a finales del siglo XIX en el año 1899 decidieron dejar hechos los muñecos de ese año y estos gigantillos no son los que tenemos realmente, son los que se quemaron en el año 1973 y que se reprodujeron posteriormente para seguir sacándoles.
De ese año datan los pequeños, los gigantes en contraposición son de otra fecha aunque no se sabe con exactitud si son coetáneos o si se decidió conservarles más tarde.
Lo que sí te puedo decir es  que cuando se quemaron en 1973 estaban todos los de ahora salvo el Cid y la Jimena que se construyeron en 1984 para el 1100 aniversario de la ciudad. 


¿ A qué se debe el hecho de que estén hechos de cartón?

Los antiguos estaban hechos en madera, estos se hicieron en cartón piedra ya que es el material que se suele utilizar para los ninots de fallas y todos los tipos de muñecos danzantes. Además de que se trata de un material que digamos no es muy pesado y que se trabaja bien.
Por ejemplo, el Cid y la Jimena ya no son de cartón piedra , son de fibra. 


Entonces, ¿son más ligeros?

Paradójicamente  el Cid es el que más pesa de todos.


Por el hierro que tiene su armadura?

No, debido a que  tiene mucha lana.


¿Cuál es el peso exacto de las figuras?

Los Gigantillos pesan alrededor de 60 kilos cada uno. Para ser más concreto el  Gigantillo pesa 57 kilos y la Gigantilla 64kilos.


¿Cómo manejan a cada Gigantillo en el pasacalles ?

Va una persona dentro de cada muñeco, es el que se encarga de pasearles por el pasacalles, de moverlo cuando hay que bailar, normalmente siempre es la misma persona. A veces hay algún muñeco que se turnan para llevar porque a lo mejor vienen dos hermanos en vez de venir siempre el mismo, o viene ya el hijo del que le lleva. Suele ser familiar, procuramos enseñarles la tradición a nuestros hijos desde pequeños.  


A la hora del baile, ¿en qué consiste?

Los Gigantillos bailan el baile de las mochadas y después de la Jotas. El tipo de música que bailan siempre es la misma, es una jota burgalesa y lo que nosotros llamamos la habanera que es el baile de las mochadas también tradicional burgalés.
Mientras, los gigantones tienen bailes muy simples en los que se hacen referencia a su cultura. Por ejemplo, los gigantones de color, son mucho de ritmos africanos; su baile consiste simplemente en hacer giros.

¿Cuáles son los viajes que han realizado los Gigantillos en España?

Los Gigantillos han estado en Valladolid en el circuito regional de Televisión Española. Hemos estado dos veces en Caleya de Mar. Hemos estado todos los años en Madrid abriendo las fiestas de San Isidro con los Gigantes de Madrid.
En Mataró una vez, en Tarragona otra ocasión, nos invitaron al algún sitio más pero por motivos diversos no pudimos acudir. En todos los sitios donde hemos ido han sido muy bien acogidos, la gente nos demuestra que les gusta y bueno, estamos contentos.


¿Por qué crees que tu familia recobró la tradición de los Gigantillos?

Mi abuelo porque era un empleado del Ayuntamiento y en su día se lo ofrecieron . Empezó a bailar en los años 50 del siglo XX, él llevaba la Gigantilla, unos años después quedó vacante el puesto del Gigantillo y le cogió mi padre. Mi padre también bailo la Gigantilla unos años, después la cogió un tío mío. El gigantillo lo continuo bailando un tío mío y estamos orgullosos de ello.


¿Cómo os preparáis para cada actuación?

Lo que hacemos cada uno por su cuenta es procurar estar en forma para poder llevarlos. Un trabajo especifico no tenemos, realmente. A mí me enseño mi padre, a mi hermano le hemos enseñado entre mi padre y yo. En general, a cada uno de los porteadores de los gigantes su padre les ha enseñado.
La dificultad que tiene es que no se apoya en el peso en ningún lado , no llevan ruedas ni nada.
Se cargan los 60 kilos de los Gigantillos y los 83,5 kilos de los Gigantones  y después bailan y es mas problema casi la altura que el propio peso en sí. Porque los Gigantones miden casi 4 metros de alto.


¿Cuánto tiempo se carga con las figuras para cada danza?

Nosotros en los pasacalles andamos un trozo, paramos, otro trozo y paramos; después cuando acabamos o  cuando llegamos a la plaza donde vamos a bailar pues el baile dura un par de minutos. Tampoco se puede aguantar mucho tiempo con la figura en el aire. Se baja y se descansa entre cada canción.


Los muñecos que se sacan en cada actuación, ¿son los mismos que están en el museo de los Gigantillos expuestos?

Efectivamente, los muñecos son del ayuntamiento. Si fuesen propiedad nuestra pues haríamos lo que fuera a menester, lo gestionaríamos a nuestra manera y tendríamos potestad para decidir cosas que ahora mismo nos tiene que decir el ayuntamiento. Este se encarga de su conservación, mientras que nosotros hacemos es el trabajo de sacarles y de actuar en las fiestas.
Es lo normal, yo considero que Los Gigantillos son un elemento festivo en Burgos muy importante con mucha tradición. Son muy queridos y lo suyo es que sean de todos los burgaleses . Estos no tienen por qué ser mío por el simple hecho de que pertenezca a una asociación, esto es algo de Burgos y así debe de seguir siendo.

lunes, 13 de junio de 2016

LA TRADICIÓN FAMILIAR QUE ENVUELVE





Los porteadores
Todavía queda el eco de los aplausos, risas y alegrías de las gentes en Burgos al recibir a los Gigantillos en su Plaza Mayor, hace apenas unos días por las Fiestas del Curpillos. Estas dos figuras bailan danzas típicas a ritmo de un tamboril. Canciones con aires de jotas, originales y divertidas, en las que la Gigantilla se luce con sus piruetas; deja caer sus amplias enaguas adornadas con encajes entre el alboroto y el aplauso de la muchedumbre que se agolpa en los alrededores del casco histórico de la capital burgalesa.

Por muchos conocidos, se trata de los dos personajes más emblemáticos de Burgos. Dos figuras, la de un hombre mayor y la de una mujer madura. Al hombre le viste una capa negra, larga y que le cubre prácticamente hasta los tobillos, lleva un sombrero negro tapándole su cabeza; y lleva una vara de fresno sujeta en la mano derecha que se le interpreta como símbolo de autoridad, por lo que en creencias populares se dice que se trata del alcalde de una sierra burgalesa. La mujer, representa una aldeana gruesa, con vestido de de colores y delantal negro con unas tiras de terciopelo, un vistoso pañuelo sobre los hombros y un peinado con un moño que no deja descolocado ni un pelo. Ambos con armazón de madera y cabeza de cartón.

No por tantos conocidos, se encuentran los protagonistas anónimos, que no deben de pasarse por alto a la hora de reconocer su labor importante e imprescindible para que estos dos personajes junto con sus compañeros los Gigantones actúen en los pasacalles. Se trata de los porteadores de los gigantones y de los gigantillos, cuya personalidad no suele trascender al público, ya que sus rostros son desconocidos pues van ocultos bajo la vestimenta de las figuras. Pero en justicia hay que reconocer su mérito, pues con su forma de andar -sobre todo en el caso de la Gigantilla-, su gracia al danzar y el salero de sus movimientos al recorrer las calles de la ciudad, contribuyen de una manera sencilla y quizás no reconocida y poco valorada a la conservación del folklore popular.

Los porteadores, con su leyenda y su historia, como otros burgaleses más, esperan que lleguen las fiestas más populares que celebra la ciudad de Burgos, las de San Lesmes, las del día del Señor, Corpus Christi y "Curpillos", las de San Pedro y San Pablo, que son las patronales para salir a recorrer de nuevo las calles de la ciudad con sus figuras para actuar entre ellas las del Gigantillo y la Gigantilla.

Ser porteador no es una tarea fácil, es una labor que traspasa generación a generación por vínculo directo familiar. Las actuaciones de Gigantes y Gigantillos llevan años haciéndose por la familia García.

Generación García

Tres generaciones de la familia García llevan siendo participes en portar a las figuras desde la década de los 50 del siglo XX. Ir más atrás en el tiempo resulta algo difícil de deducir quienes eran los encargados , aunque sabemos que estos personajes de cartón piedra fueron creados en 1899,y que se destruyeron en un incendio, pero el Ayuntamiento se encargó de reconstruirlos en 1973. Es por eso que en propiedad de titularidad los Gigantillos y Gigantones pertenecen al Ayuntamiento. La familia García es solamente la encargada de la actuación de estas figuras emblemáticas.

Julián García, el primero de la saga, se escondió bajo las faldas de los Gigantillos a mediados del siglo pasado. Su nieto Carlos, actual presidente de la asociación cultural que lleva por nombre "Asociación Cultural de Gigantillos y Gigantones". Recuerda como el mayor disgusto de su abuelo aquella jornada del 73, después de las fiestas de San Lesmes, cuando los Gigantillos quedaron reducidos a ceniza.

La fiesta del patrón también está relacionada con otros dos incidentes sufridos por la Gigantilla. El primero se remonta a 1982, cuando Carlos padre, que se encargó de la Gigantilla durante trece años, resbaló y cayó al suelo en medio del pasacalles. El segundo incidente tuvo lugar hace 15 años, durante San Lesmes. El porteador de la Gigantilla , se tropezó haciendo que la figura se rompiese la nariz, y los laterales.

El fallecido Luis Ortega, el mismo artista que en 1984 construyó los gigantones del Cid y doña Jimena, se ofreció a restaurar los destrozos que presentaba la Gigantilla: una nariz prácticamente desprendida, fisuras en los carrillos y dos dientes rotos. La restauración de Ortega permitió que la serrana estuviera lista para bailar, con su tradicional contoneo, en la fiesta del Curpillos.

Carlos García, era el porteador de la Gigantilla desde 1993, siguiendo los pasos de su padre. Hasta que en 2005 le propusieron ser el encargado de las oficinas de la Asociación debido a que le consideraron la persona idónea para ese puesto. Razón por la cual su hermano Jesús tomo su relevo y paso a ser el nuevo porteador de la Gigantilla.

El motivo por el que comenzó su familia considera García es debido a que tuvieron suerte. Su abuelo era un empleado del Ayuntamiento y en su día se lo ofrecieron . Empezó a bailar en los años 50 del siglo XX, portando a la Gigantilla, unos años después quedó vacante el puesto del Gigantillo y le cogió su padre. Su padre también bailo la Gigantilla unos años, después la cogió un tío suyo. Hasta llegar a él.

Preparativos previos a actuación

Como cada preparativo para la fiesta del Curpillos, la actividad de los Gigantillos comienza una semana antes de la fiesta. Seis días antes de su procesión, Carlos García, presidente de la Asociación Cultural Los Gigantillos, se dirige al actual museo de lo Gigantillos, ubicado en lateral del Teatro Principal, para supervisar el traslado de las figuras al vestíbulo. En el vestíbulo del edificio isabelino Vicente Ausín se encarga de vestirles y acicalarles para que ofrezcan la imagen que merecen.

El día de marra , la jornada arranca a las 10 de la mañana, hora a la que se dan citan los porteadores de la pareja: Miguel Ángel García Escalante lleva al Gigantillo y Jesús García Martínez a la Gigantilla. Vestidos y preparados, a las 11 menos cinco salen del Teatro para la procesión que precede a la misa en la iglesia de San Lesmes.

Durante la procesión va una persona dentro de cada muñeco, que es el que se encarga de pasearles por el pasacalles, de moverlo cuando hay que bailar, normalmente siempre es la misma persona. A veces hay algún muñeco que se turnan para llevar porque a lo mejor vienen dos hermanos en vez de venir siempre el mismo, o viene ya el hijo del que le lleva. Suele ser familiar, procuran enseñarles la tradición a sus hijos desde pequeños.

Y así parecía la tarde de los preparativos para la fiesta del Curpillos en el teatro principal, correteaban los hijos de Jesús García y el más pequeño estaba emocionado mirando a la Gigantilla. Mientras que su tío Carlos le preguntaba si de mayor iba a llevar el la Gigantilla a lo que el pequeño respondía contento con semblante de felicidad que le encantaría poder hacerlo algún día.

Porteador por tradición
A la hora de enseñarles a sus hijos o a sus hermanos entre ellos, es practicando los días anteriores pero no comienzan con los propios muñecos sino con unas especies de sacos pesados colocándoselos en los hombros. Aunque lo normal cuando se hacen estas cosas es que cada uno tenga su manía de llevarlos decía García.

Lo que hacen cada uno por su cuenta es procurar estar en forma para poder llevarlos. Un trabajo especifico no tienen, realmente. A él le enseño su padre, a su hermano le enseñaron entre su padre y él. En general, a cada uno de los porteadores de los gigantes su padre les ha enseñado, así va pasando de generación en generación la tradición porteadora.

La dificultad que tienen los porteadores es que no se apoyan el peso en ningún lado , no llevan ruedas ni nada. Se cargan los 60 kilos de los Gigantillos y los 83,5 kilos de los Gigantones y después bailan y es mas problema casi la altura que el propio peso en sí. Porque los Gigantones miden casi 4 metros de alto.

Durante los pasacalles andan un trozo, van haciendo paradas , van destapándose por debajo y sin ser vistos su hace mucho calor ; después cuando acaban o cuando llegan a la plaza donde van a bailar descansan un poco antes de comenzar con su el baile que dura un par de minutos. Tampoco se puede aguantar mucho tiempo con la figura en el aire. Se baja y se descansa entre cada canción.

García cree que lo más increíble de hacer esto es la gente que va a verles con unas ganas y ansia, les hacen llenarse de energía. Además de que les comentan asombrados que sus Gigantes y Gigantillos son de los más bonitos que hay porque no están desproporcionados como en otros lugares.

En general el trato de la gente y la acogida que se les da es espectacular, los porteadores son unos artistas de los pies a la cabeza. No cualquiera cargaría tanto peso sobre sus hombros, estaría atento a seguir a sus compañeros, al baile y al ritmo de la música. Aprendería a llevar a una figura con tanto estilo y ganas de hacerlo. Esto sin duda es una muestra de la grandeza de estas personas, por las que gracias a ellas a día de hoy podemos continuar disfrutando de unas actuaciones tan atractivas como interesantes.

Gigantillos, gigantones,
burgaleses de cartón,
que alegráis con emoción
desfiles y procesiones.

Criaturas sin igual
con el alma burgalesa,
uno, alcalde, otra, alcaldesa
con aire municipal.

Burgaleses de cartón,
personajes de alegría,
vecinos de fantasía,
castellanos de ilusión.

Nuestros gigantillos son
dos preclaros burgaleses,
formales, serios, corteses,
ciudadanos de cartón.

Y son de tal condición
que, con gaita y tamboril,
su espíritu juvenil
trae fiesta al corazón.

Cuando los vemos bailar
los bailes de nuestra tierra
vemos que el cartón encierra
la eterna alma popular.



"Merecen especial mención los bailes de los "Gigantillos" de Burgos que, sin lugar a duda son unos bailes dignos de admirar en todo su esplendor. Gracias a la tradición familiar de los García, que ya forman una parte consolidada de la historia de Burgos que va a perdurar en el tiempo.